Tarea de reflexión 13: Una inspiración de película(s)

 En esta entrada no voy a hablar de una, sino de tres películas que hablan sobre educación y que me marcaron, y después las relacionaré con alguna de las categorías propuestas por Fullat en su libro Paideia

1. Pedagogía autoritaria: La ola



En realidad, el profesor de esta película, pobrecico mío, no educa según la pedagogía autoritaria, pero inicia un experimento a través del cual pretende demostrar lo fácil (y lo peligroso) que es influir en un grupo. Spoiler: sale mal. 

Esta película me impactó porque trata un tema muy duro, y porque me enseñó la responsabilidad que tiene el profesor de pensar muchísimo lo que dice y lo que hace dentro del aula. (Llegados a este punto podemos desenterrar el debate de la ideología dentro del aula, un tema que ya comentaba en una entrada anterior). 

2. Pedagogía antiautoritaria: El club de los poetas muertos



Es la antítesis de la pedagogía autoritaria y prácticamente militar de La ola. El profesor de esta película desafía el sistema establecido (más bien lo pisotea al subirse encima de la mesa y lo desgarra al arrancarlo del libro), así que lo lógico es pensar que está muy bien hecho y que este es el sistema ideal. El tipo de profesor que deberíamos ser. 

La verdad es que a mí siempre me ha gustado mucho esta película, así que cuando Xoán comentó en clase que este profesor la fastidia a base de bien me quedé anonadada. ¿Pero cómo puede ser? Si es profesor de literatura y motiva a los alumnos que da gusto. Pero entonces recuerdas que es verdad que se le suicida un alumno, y tal vez ese no sea el resultado docente más brillante de la Historia. 

Tal vez deberíamos apuntar a un estilo intermedio entre estos dos; motivar a los alumnos a perseguir sus sueños, pero sin olvidar que muchas veces la vida nos pone obstáculos, y que si un plan se nos derrumba no es el fin del mundo. Siempre hay otro camino.

3. Pedagogía personalista: Los chicos del coro



La verdad es que tengo ganas de volver a ver esta película. La vi hace mucho y solo la recuerdo en líneas generales. Sea como sea, recuerdo que el entrañable profesor de música siempre estaba atento a las individualidades de sus alumnos, buscaba incansablemente sus virtudes y las alimentaba. 

Al final conseguía que un grupo de niños con riesgos de exclusión social se entusiasmara por algo; los chicos no solo participaban en el coro, sino que lo hacían suyo y disfrutaban con una actividad que había surgido en el aula. 

Creo que al final me quedo con este último profesor, aunque soy consciente de que las cosas no siempre salen tan bien como uno las imagina. (Espero por lo menos que me salga un poco mejor que a los otros dos profesores, por Dios).

Dejo para otro momento la reflexión sobre mi legado ;)

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